EL SACAMANTECAS Y EL HOMBRE DEL SACO
MITOS PARA ASUSTAR O MONSTRUOS HUMANOS
¡Como no comas...el hombre del saco vendra y te llevará¡ ¡Como no obedezcas, ... el sacamantecas llamará a la puerta y te llevará¡ Frases contundentes, con ánimo de intimidar a los niños y que causaban estragos entre los menores sirviendo de revulsivo para obedecer.
Y que creaban autentico terror cuando cualquier niño se despertaba a media noche...y entre somnoliento miraba languidamente la habitación. Descubriendo alguna silueta... haciendole gritar ¡Mamaaá... el hombre del saco¡
Cuando los padres llegaban solicitos y encendian la luz. El menor, con el corazón acelerado, comprobaba que solo era una chaqueta, abrigo o sombrero. Colgado en una percha o sobre una silla. Y todo por un mito falso. De donde partió semejante mito del miedo.
Pues resulta, que de las más reales y delirantes historias del comportamiento de mentes humanas. Convertidos en sadicos criminales, por dinero, o asesinos en serie.
Aunque estas historias se dan en todo el mundo. Veamos sus nefastos ejemplos en España.
EL COCO
Manuel Blanco Romasanta. EL COCO o EL HOMBRE LOBO de Allariz.
En su partida de nacimiento está consignado como Manuela, pues se creyó que era una niña. Era de aspecto físico normal aunque medía solo 137 cm, rubio y de facciones consideradas por algunos historiadores como "tiernas". Romasanta trabajó como sastre y era considerado inteligente y culto para la época, pues sabía leer y escribir.
Llevó una vida aparentemente corriente hasta la muerte de su mujer, en la que no tuvo participación. A partir de ese momento dejó la vida sedentaria y empezó a dedicarse a la venta ambulante, trasladándose para ello durante los primeros años por la zona de Esgos y posteriormente abarcando toda Galicia. Con el tiempo, los lugareños empezaron a conocerlo como vendedor de un unguento del que se decía que estaba compuesto por grasa humana, por lo que su fama se extendió rápidamente por Galicia. Por ello las autoridades -al ser informadas más adelante de los crímenes de Romasanta- iniciaron su búsqueda y posterior apresamiento en Toledo. Su fama de asesino le llegaría con la acusación por la muerte de un alguacil cerca de Ponferrada. Tras ser condenado en rebeldía, consiguió escaparse a un refugio en el pueblo abandonado de Ermida. Allí convivió con el ganado durante meses. Volvió a aparecer en público, esta vez en Rebordechao, mezclándose poco a poco con la población local, y estableciendo progresivamente relaciones personales, ganó en especial la confianza y amistad de las mujeres, lo que hizo que arrastrara cierta fama de "afeminado". Llegó a desempeñar el oficio de tejedor considerado propio de las mujeres en aquella época.
Ya asentado en el pueblo es cuando comenzaron sus asesinatos, que cometía en los bosques de Redondela y Argostio. Durante años eludió a la justicia, cometiendo nueve asesinatos, siendo las víctimas siempre mujeres o niños. Tras los últimos asesinatos planeó su huida, llegando a salir de Galicia con un pasaporte falso. Finalmente fue capturado en Nombela, (Toledo) y juzgado en Allariz (Orense), siendo fiscal Manuel Blanco Bastida.
Romasanta afirmó que, víctima de un maleficio que lo volvía lobo, había matado a trece personas a sangre fría, usando sus manos y dientes para acabar con sus vidas y comerse los restos. El juicio (conocido como la "causa contra el hombre lobo") duró aproximadamente un año. En él se le acusó de llevar con él con mentiras y engaños a mujeres y niños para matarlos y sacarles el sebo o unto, y posteriormente venderlo. En este litigio declaró ser víctima de un sortilegio de una bruja que, según él, le hacía transformase en lobo durante las noches de luna llena.
La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. El que usted ve ahora, señor juez. Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, se cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre.Manuel Blanco Romasanta, CAUSA Nº 1778: CAUSA CONTRA HOMBRE LOBO, JUZGADOS DE ALLARIZ (ORENSE)
Más tarde alegaría que lo que sufría no era una maldición sino una enfermedad. Además declaró recordar todo lo sucedido una vez transformado de nuevo en ser humano, lo que fue decisivo para su sentencia. La defensa del reo argumentó que no se podía probar un asesinato con una única confesión, aunque ésta fuera la del propio acusado. La sentencia llegaría el 6 de abril de 1853, cuando Romasanta contaba cuarenta y cuatro años: se consideró que ni estaba loco ni era idiota o maníaco, con lo que fue condenado a morir en el garrote vil y a pagar una multa de 1000 reales por víctima.
Un hipnólogo francés que había seguido el caso envió una carta al Ministro de Gracia y Justicia en la que expresaba sus dudas acerca de si Romasanta padecía o no licantropía. Aseguraba haber curado a otros pacientes con la hipnosis y pedía que, antes de ejecutarlo, le dejaran hipnotizarlo. También solicitó la intervención de la reina Isabel II, que a su vez pidió al Tribunal Supremo que revisase el caso. Tiempo después, Isabel II firmó una orden para liberar a Romasanta de la pena capital, reduciéndose ésta a la perpetua.
Su vida dio lugar a la creación de cantares de ciego, novelas y películas. Fuente Wikipedia.
Nacido el 18 de Noviembre de 1.809 en Esgo. Moriría en Ceuta el 14 de Diciembre de 1.863 por una ulcera de estomago sangrante.
EL SACAMANTECAS
Juan Diaz de Garayo el "Sacamantecas".
Un campesino alavés fué el primer asesino en serie de la Historia. Juan Díaz de
Garayo asesinó y violó a seis mujeres de edades comprendidas entre los
13 y 52 años entre los años 1870 y 1879 en los campos de Álava, amén de
otros intentos no consumados.
Su patron de actuación siempre era idéntico. Abordaba a las mujeres en plena calle forzándolas a mantener relaciones sexuales con él. Cuando se resistían les estrangulaba y les desgarraba el vientre con un cuchillo extrayéndole toda la grasa del cuerpo.
Su primera víctima fue una prostituta, a la que Garayo acompañó siguiendo el curso del río Errekatxiki. Ocurrió el 2 de Abril de 1870. A las afueras de Vitoria le ofrece tres reales a cambio de mantener relaciones sexuales con él. La mujer le solicita cinco, y no satisfecho con ello, Garayo se abalanza sobre ella estrangulándola y ahogándola en la ribera de un arroyo. Un criado halló el cadáver al día siguiente. La víctima fue identificada, pero el caso se cerró ante la falta de pruebas, algo que se convertiría en una constante en el resto de sus crímenes.
Su patron de actuación siempre era idéntico. Abordaba a las mujeres en plena calle forzándolas a mantener relaciones sexuales con él. Cuando se resistían les estrangulaba y les desgarraba el vientre con un cuchillo extrayéndole toda la grasa del cuerpo.
Su primera víctima fue una prostituta, a la que Garayo acompañó siguiendo el curso del río Errekatxiki. Ocurrió el 2 de Abril de 1870. A las afueras de Vitoria le ofrece tres reales a cambio de mantener relaciones sexuales con él. La mujer le solicita cinco, y no satisfecho con ello, Garayo se abalanza sobre ella estrangulándola y ahogándola en la ribera de un arroyo. Un criado halló el cadáver al día siguiente. La víctima fue identificada, pero el caso se cerró ante la falta de pruebas, algo que se convertiría en una constante en el resto de sus crímenes.
El 12 de marzo de 1871 comete su segundo asesinato. La victima se
trataba de una mujer viuda a la que convenció para mantener relaciones.
Se trasladaron hasta las afueras de la ciudad, y la historia volvió a
repetirse. Él le ofreció poco dinero, ella pidió más, discutieron, y en
medio de la disputa la estranguló. Las autoridades tampoco lograron
esclarecer el caso, que cayó en el olvido.
La tercera de sus victimas fue una niña de tan sólo trece años a la que el 2 de Agosto de 1872 violó y asesinó.
El 29 de Agosto de 1872 vuelve a asesinar, esta vez a una joven prostituta.
Tras siete años sin matar, los días 7 y 8 de Septiembre de 1879 finaliza su sangrienta carrera antes de ser detenido, matando a una joven y a una mujer de 52 años.
Varios intentos frustrados se suman a esta larga lista de asesinatos.
¿Pero era realmente la agresión sexual sobre sus victimas lo que le movía a matar?
A finales del siglo XIX la creencia popular sostenía que con las grasas del cuerpo se sanaban algunas enfermedades. Para ello se fabricaba una especie de ungüento con las entrañas de las personas. En aquella España negra, oculta y ancestral, las familias adineradas fueron capaces de pagar grandes sumas de dinero a gente sin escrúpulos que mataban para sacar la grasa y así poder utilizarla para sanar enfermedades.
La tercera de sus victimas fue una niña de tan sólo trece años a la que el 2 de Agosto de 1872 violó y asesinó.
El 29 de Agosto de 1872 vuelve a asesinar, esta vez a una joven prostituta.
Tras siete años sin matar, los días 7 y 8 de Septiembre de 1879 finaliza su sangrienta carrera antes de ser detenido, matando a una joven y a una mujer de 52 años.
Varios intentos frustrados se suman a esta larga lista de asesinatos.
¿Pero era realmente la agresión sexual sobre sus victimas lo que le movía a matar?
A finales del siglo XIX la creencia popular sostenía que con las grasas del cuerpo se sanaban algunas enfermedades. Para ello se fabricaba una especie de ungüento con las entrañas de las personas. En aquella España negra, oculta y ancestral, las familias adineradas fueron capaces de pagar grandes sumas de dinero a gente sin escrúpulos que mataban para sacar la grasa y así poder utilizarla para sanar enfermedades.
Incluso en la edad media se sobornaba a los verdugos o a los enterradores para acceder a los cadaveres de los ajusticiados. Con el fin de poder obtener la grasa del vientre. Bien para el llamado "Remdio Moruno" contra la tuberculosis o para hacer velas que magos o brujas usaban en misas negras.
Díaz de Garayo fue uno de estos “Sacamantecas” a los que se les encargaba extraer el unto de las víctimas a cambio de unas monedas.
En el juicio afirmó que una noche mientras dormía en su chabola, recibió la visita de una sombra negra, el mismísimo diablo, que le ordenó cometer aquellos crímenes.
En el informe forense de Bernardo de Quirós se recogía; “ Su cráneo, su frente parece la de un neandertal. Mandíbulas prominentes. Es un macho brutal, un monstruo. Su rostro está lleno de asimetrías. Un enigma de la moderna antropología. Y en los crímenes algo extraño le ha obligado a actuar. El dice que ha sido el demonio.”
Ramón Apráiz, un prestigioso médico alavés, junto a once colegas dictaminaron que no existía en Díaz de Garayo enajenación mental, siendo perfectamente consciente de lo que hacía.
Su cadáver se expuso públicamente para el “macabro” goce de aquellos vecinos que deseaban verlo muerto, y fue enterrado en una fosa común del cementerio de “Santa Isabel” en Vitoria
Varios antropólogos de Bélgica y Suiza viajaron hasta Vitoria para observar el cráneo de aquel asesino totalmente desproporcionado.
En el norte de España durante décadas se ha utilizado siempre la misma frase para asustar a los niños: “¡Que viene el Sacamantecas!".
EL HOMBRE DEL SACO
Francisco Leona, barbero, curandero y "Hombre del Saco".
Gádor es un pequeño pueblo del Valle del Andarax en la provincia de Almería, ubicado a
quince kilómetros de la capital. A pesar del tiempo transcurrido,
todavía se recuerda con espanto el crimen que cometieron varios de
sus vecinos. El impacto psicológico que causó en la población fue
tan traumático que dio lugar a la leyenda del Hombre del Saco y Sacamantecas.
1.910. Gador, Almería. Francisco Ortega el Moruno era un enfermo de tuberculosis que buscaba desesperadamente una cura para su enfermedad. Para ello acudió a la curandera Agustina Rodríguez, quién a su vez le envió al barbero y curandero Francisco Leona. Al parecer, Leona ya tenía antecedentes criminales y, a cambio de 3000 de los antiguos reales le reveló "la cura": beber la sangre que emanara del cuerpo de un niño y untarse en el pecho mantecas calientes.
Francisco Leona era el clasico chulo de pueblo. Maton al servicio de señoritos para acambio participar de sus fiestas y comilonas. En el momento de los sucesos tenía 75 años. Curandero y barbero. Tio carnal del Alcalde y compadre del Juez y Boticario.
Leona y Julio Hernández el tonto, hijo de la curandera Agustina, se ofrecieron a encontrar al niño. Y así fue como, en la tarde del 28 de Junio de 1910, secuestraron a Bernardo González Parra, de 7 años y natural de Rioja. Metiendo al niño en un saco, los criminales lo trasladaron hasta un cortijo aislado en Araoz que Agustina tenía preparado.
Cortijo de San Patricio
Un hermano de Julio Hernández el tonto, José, fue a avisar al cliente el Moruno, dejando a su mujer Elena haciendo la cena.
El asesinato del pequeño Bernardo fue así: después de haberlo sacado aturdido del saco, a Bernardo se le hizo un corte en la axila, de la cual emanó la sangre que bebió el Moruno mezclada con azúcar. Durante el proceso de extraer la sangre. A la luz de un candil. Elena se desmayo teniendo que sujetar el candil, su marido.
Tras ello llevaron al niño hasta el lugar conocido como Las Pocicas, donde Leona lo mató aplastándole el cráneo con una roca. Después le extrajo grasa y el epiplón para confeccionar una compresa que aplicar al pecho de Francisco Ortega.
Tras ello llevaron al niño hasta el lugar conocido como Las Pocicas, donde Leona lo mató aplastándole el cráneo con una roca. Después le extrajo grasa y el epiplón para confeccionar una compresa que aplicar al pecho de Francisco Ortega.
Acabado el ritual, ocultaron el cuerpo sin vida en una grieta, tapado con hierbas y piedras sin ser enterrado, situada en un lugar conocido como Las Pocicas.
Cuando las fuerzas de la Guardia Civil llegaron al lugar, todo el pueblo delató a Leona, pues antes o después había cometido muchas irregularidades, tal vez alguna de ellas de tipo delictivo. Detenido, a la hora de prestar declaración inculpó a Julio y viceversa. Finalmente, tras mil y una excusas, ambos confesaron el crimen. Cuando el cuerpo fue encontrado, éste estaba boca abajo con el cráneo completamente destrozado.
Francisco Leona y Julio "el tonto" en el centro
El curandero Leona fue condenado al garrote vil, pero murió en la cárcel. Tenía 75 años. El cliente, Ortega, y Agustina, la curandera, fueron ejecutados. José, uno de los hijos de Agustina, fue condenado a 17 años de cárcel. La mujer de éste, Elena, fue absuelta. Y Julio el tonto finalmente fue condenado a muerte también, pero resultó indultado por ser considerado demente.
Todavía viven personas en pueblos como Rioja o Gador, que son capaces de recordar las coplas que corrieron en esos tiempos, ensalzando la figura del Cabo Mañas, que capturó a los despiadados autores.
Estas historias demuestran que los mitos y leyendas tienen una base de verdad. Un origen. Aunque como en este caso sea tan cruel y macabro.
Esta entrada se corresponde con el programa de AREA RESTRINGIDA de pinfm.com MIEDOS INFANTILES emitido el 24/01/2.013.
Hasta la próxima. Salud¡
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